- Interés General
No solo se debe entender la forma de implementar un sistema electrónico, sino que es indispensable tener un conocimiento básico de cada procedimiento que compone los procesos para así poder mejorar y optimizar los mismos con el uso de herramientas tecnológicas, teniendo presente las necesidades y los objetivos de los clientes, proveedores y demás eslabones de la cadena de suministros. El verdadero reto es mejorar el funcionamiento y flujo de la información que permita tanto un mayor control en los movimientos de la mercancía como la optimización de los mismos.
Las tecnologías disruptivas proveen una solución hacia los cuellos de botella, reasignando recursos y brindando respuestas a situaciones que afectan la rentabilidad del negocio. Son herramientas que alteran el estatus y cómo las empresas se relacionan y encajan en su cadena de valores. Las clases de tecnología se pueden clasificar de una forma simple:
La óptima adaptación y aprovechamiento de estas tecnologías, depende de un importante grado de madurez en el manejo TIC de la organización, pero también de una estrategia clara en todo lo relacionado con la cadena de suministro. Del mismo modo, invertir en tecnologías disruptivas de última generación requiere de un análisis previo a fondo que nos indique si la inversión es viable; requerimos una valoración real del ROI en el que el enfoque debe centrarse en aspectos que aporten mayor valor al negocio: rapidez, calidad y seguridad en los procesos. Importante es el coste de la implementación de una determinada herramienta, pero es en la facilidad y rapidez en el uso del mismo donde radica el valor. Las tecnologías inteligentes analizan sistemas digitales contextuales y desencadenan acciones, y deben hacerlo con enfoques de “alto impacto”, desplazando a sistemas TI tradicionales que nutren al sistema final de control. En una buena ejecución, las tecnologías disruptivas pueden permitir a las empresas superar barreras a la entrada o crear una diferencia distintiva sin afectar la lógica subyacente de su negocio.
El volumen de información generada a través de diferentes sistemas en la cadena de suministro, es un caso único en las organizaciones actuales. Esto se acentúa en las grandes empresas y más aún en las multinacionales con presencia en diferentes mercados y redes de aprovisionamiento. Herramientas de captación, tratamiento y análisis de la información recopilada, bajo un enfoque de Big Data, no solo permiten el desarrollo de nuevos modelos de toma de decisiones, basados en técnicas analíticas más innovadoras como los árboles de decisión y regresión, redes neuronales, clusters, árboles de clasificación, análisis de asociación y las reglas explícitas, entre otros, sobre grandes volúmenes de datos, sino que también tienen objetivos secundarios tales como: economizar recursos y aumentar la rapidez del manejo de la información, coordinación y toma de decisiones; favoreciendo la optimización de la cadena de suministro.
Se entiende por concepto Big Data el conjunto de técnicas y tecnologías de gestión y análisis de un elevado volumen de información estructurada y no estructurada, que aportan gran velocidad y alta variabilidad, que hacen necesario encontrar nuevas formas que sean capaces de extraer valor y gestionar los datos en el menor tiempo posible. Este término no necesariamente hace referencia al tamaño o volumen de datos, sino a la cualidad de los mismos; es decir, Big Data puede hacer referencia a un conjunto de datos pequeño pero con una gran variedad y complejidad que obligue emplear nuevas técnicas. La cadena de suministro genera un flujo de información y datos a lo largo de las actividades que la integran: pedidos, albaranes, facturas, remesas, listados de precios, tiempos de fabricación, documentos de exportación o de transporte, inventarios, fichas de producto, etc. Todos estos datos generados son utilizables. Las herramientas de Big Data pueden determinar cinco posibles aplicaciones a la cadena de suministro: planificación y previsión, almacenamiento y procesamiento del producto, seguimiento de trazabilidad en almacenes, transporte y cross-docking, servicio al cliente y cooperación y coordinación.
La ciberseguridad es hoy en día un factor de gran preocupación en la cadena de suministro. Las empresas gubernamentales y, en especial, las empresas privadas han sido impactadas por ciberamenazas, afectando la infraestructura de las compañías. A pesar de lo que se piense, un gran porcentaje de ciberamenazas a la cadena de suministro no vienen de ataques de países enemigos, sino de amenazas internas y externas, normalmente administrativas, generadas por la interacción humana. Por otro lado, las amenazas internas son consideradas, pues un porcentaje de las empresas en el mundo se han dado cuenta de un ataque interno, efectuado ya por un colaborador insatisfecho. Sin embargo, las pérdidas forman una amenaza debido a que un ataque de fuentes internas es más difícil de anticipar. Pero se deben tener en cuenta además otro tipo de amenazas, tales como el sabotaje físico a la cadena de uso, un fallo que pueda impactar la capacidad de manejar un escenario cambiante de riesgos. Por último, consideramos que un ataque de agentes económicos no es rentable, debido a que las características de la actividad de agencia que caracteriza la mayoría de actividades centrales y de soporte del sistema de la empresa en términos académicos y no empresariales. La ciberseguridad en la cadena de suministro tiene cuatro vertientes importantes, las cuales se consideran dentro de los riesgos asociados a la continuidad del negocio y que se relacionan: • Infraestructura técnica crítica. La seguridad de sistemas se debe asegurar como los sistemas de comunicaciones, sistemas de la información, etc., que pueden reducir la cadena del suministro en dependencia. • Bienes y materiales críticos. Incidentes de seguridad física y desastres relacionados con productos críticos. • Perspectiva de financiamiento que la crisis financiera podría hacer caer el comercio. • Resiliencia operativa y regulatoria. Conflictos de regulaciones internacionales, controles mutuos de derechos de exportación, cuarentenas, etc.
La evolución de las herramientas y aplicaciones tecnológicas que ayudan a los distintos procesos de la cadena de suministro no se detiene, alcanzando el límite de tiempo relacionado con el marco actual de estudio en 2024. Por tanto, siguiendo la tendencia histórica, cabe esperar la introducción de tecnologías más avanzadas en el ámbito de la cadena de suministro con el fin de incrementar la eficiencia en ella. Del análisis de la literatura, se puede afirmar que dicha evolución pasará, entre otros aspectos, por la incorporación de sistemas de información para la toma de decisiones y de herramientas para gestionar el suministro colaborativo. No obstante, el interés no solo se situará en el desarrollo de nuevas tecnologías, sino también en reducir el tiempo de introducción en el mercado de las que ya existen. Por otro lado, también se incentivarán acciones de formación centradas en el uso de estas tecnologías y del análisis de la información suministrada por las mismas para poder tomar decisiones más eficientes. No obstante, a pesar de que en la literatura se espera la misma tendencia, no se ha encontrado estudio empírico al respecto que pueda confirmarla.